Simple Life

By Meti Maidana

Cada día despierto para ver una postal. El mar sin viento a la madrugada y unas olas modestas de primavera quiebran solitarias. Son las seis de la mañana pero sé que si quiero surfear sola tengo que hacer el esfuerzo de salir de la cama.

La frazada está calentita y las olas parecen muy chicas, vale la pena? Me regalo veinte minutos más de sueño pero no logro volver a dormirme. Finalmente decido encarar el día sabiendo que no puedo lidiar con la culpa de perderme de surfear olas sin gente. Diez minutos más tarde estoy remando hacia Kammies. Ya hay dos personas en el agua, siempre hay dos antes que yo...

Tortugas marinas nadan alrededor y una familia de ballenas salta a unos cuántos metros de nosotros. Minuto a minuto entra más gente al agua. Cuando pierdo la paciencia pego la vuelta y remo en dirección a casa.

Café con leche y yougurt con cereales, empieza la hora del mail y el msn. La hora a veces se extiende al doble y comienzo a cuestionarme si no estoy con mucho rato libre. Después me prometo que computadora en mano voy a escribir algo para el Blog y cuando junto la inspiración, de repente me distraigo a hacer alguna otra cosa y lo dejo pasar hasta quién sabe cuándo.

Antes del mediodía ya estoy cansada y decido dormir una siesta hasta la próxima sesión de surf a la tarde. Eso es cuando no trabajo, si no, alla´voy. Las siestas nunca suceden porque me quedo mirando el mar a ver si el viento que entró a media mañana se va. Las tardes pasan tranquilas mientras armo mis planes mentales de entrenamiento que nunca llevo a cabo. Si fuese un poco más enfocada... Me gustaría ir a correr por la playa cada día por cuarenta minutos para que cuando vengan las olas no me sorprendan fuera de estado. No me enfoco, total el invierno ya está terminando...

Estoy descubriendo que vivir en el North Shore es simple. Es rutinario y tranquilo. Los días son todos iguales, salvo aquellas exepciones en que las olas son para recordar. Siempre las mismas caras en el agua, a veces me hartan y aveces me siento dentro de una gran familia. El nivel de stress es de un uno porciento, cuando tengo que decidir qué cocinar para la cena. Se puede transformar en un cien porciento cuando las olas pasan los ocho pies hawaiianos. No mucho más que eso. Vivir en el paraíso se siente como estar estancado en el tiempo. No me quejo, no quiero ni necesito estimulantes ni caos.

La serenidad es aburrimiento? Estoy viviendo sensaciones nuevas que no tienen que ver con la adrenalina. La simplicidad me tira a vivir en el momento. Estos días estoy siendo, nada más y nada menos.

Muchos de los que saben que soy de Buenos Aires me preguntan cómo es mi vida en Hawaii. Nunca me puse a explicarlo, pero hoy nuevamente me sobra tiempo y es tan simple como bonita. A veces trato de imaginarme a gente que quiero viviendo en el North Shore y sé que no durarían más de un mes o una semana. Porque si no surfeás no pasa más nada. Pero si el caso es que el surf te robó el alma, después del North Shore no queda más nada.